A los húngaros nos gusta comer. Y nos servimos siempre con los platos repletos, aunque alguna vez se nos ocurra también entregarnos a duro régimen. Pero, quién sería capaz de resistirle a nuestra comida tan variada, tan condimentada y con ese sabor casero tan característico? Parece que muy pocos, puesto que a pesar de ser un país pequeno nuestra cocina figura entre las mejores del mundo.